viernes, 25 de octubre de 2013

Es una cuestión de conciencia

Así como un fumador no tiene moral para decirte que no fumes, así también deberíamos tomarnos unos minutos y meditar qué consejos le damos a los demás que nosotros mismos no aplicamos en nuestra propia vida.
Quizás en el caso del fumador, ya es un adicto consciente de su situación y de lo que implica ese vicio. Tal vez sufre ya las consecuencias fisiológicas, tiene achaques de salud, sin embargo la mejor manera de evitar que una persona que estime caiga en las manos de este mal es dando el ejemplo de claudicar. Estamos hablando de atravesar por un proceso de desintoxicación, disciplinarse y liberar su organismo de la nicotina mediante mucha fuerza de voluntad y fortaleza física y mental. Empoderándose puede, con su ejemplo, disuadir de forma más acertada aquel que está por sucumbir, además de que se sentiría orgulloso de decir: "era un adicto, me estaba enfermando y ahora después de haber tomado la decisión de renunciar a lo que me hacía daño, soy libre y sano". Es muy distinto decir: "no fumes, no querrás acabar como yo, enfermo y sometido a mi adicción".
Que la analogía no los aluda. Solo buscaba una vía para enfatizar mi punto. Es un asunto de conciencia el que nuestras palabras y nuestros actos difieran.
No podemos evitar equivocarnos pero eso no indica que seamos malas personas. Lo que acontezca inmediatamente después es lo que demuestra que tan reflexivos somos y el conocimiento interior acerca de la diferencia entre el bien y el mal.
Yo confieso que en algún momento cuando me he sentido atribulada prefiero estar bajo perfil para no "intoxicar" al mundo con mi sentimiento negativo, con el plus de que se me hace trabajoso decirle a una persona que sea Feliz cuando yo misma no lo soy y me encuentro en el centro de la intensidad de una aflicción. Simplemente no puedo. Con el pasar del tiempo, cuando retomo el camino más fortalecida y renovada entonces SI, con mis hechos hablo dos veces, porque lo que digo se refleja en lo que hago.
En el trajinar de la vida nos topamos con mucha gente que habla, dirige y guía personas a una dirección que ellos mismos nunca tomarán porque tienen su interior dividido, porque viven en una doble moral y no tienen conciencia. Es hora de administrar los conocimientos que tenemos a mano y que con ellos probablemente ayudamos a otros en alguna época. Ahora es que debemos emplear nuestros propios consejos, ser perseverantes y auténticos.
Lo característico del hombre contemporáneo es su capacidad para pensar una cosa, decir otra, sentir otra y hacer otra distinta. Pilar Miró

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