lunes, 23 de septiembre de 2013

El Contenido de las Armas

A propósito de Siria y su arsenal de armas químicas, tema que estuvo sobre la palestra pública con mucha intensidad y además con el aditivo de probable Guerra, me llamó mucho la atención que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ganador del premio Nobel de la paz 2009 por sus “extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”, fuera el responsable de sugerir un conflicto bélico pese a las terribles consecuencias que todos sabemos deja una guerra.
Una de las informaciones ofrecidas por la página Clarín.com especifica en detalle la respuesta que ofreció el presiente Obama a la pregunta formulada por una periodista sueca: -"Podría describir el dilema de ser un ganador del premio Nobel de la Paz y prepararse para atacar a Siria? -Cuando recibí el Nobel de la Paz, dejé en claro que no lo merecía."
Dadas las circunstancias, ¿debería la Fundación Nobel retirarle el premio? La respuesta es NO. Es imposible, luego que se le otorga un premio Nobel a una persona, conforme a los Estatutos de la Fundación Nobel, es imposible retirar el galardón. Entonces, ¿si es posible que un galardonado renuncie a recibir su premio? Si, es posible. Según los archivos, hay casos de varias personas que renunciaron al premio y otras que fueron obligadas a rechazarlo.
Por ejemplo Jean-Paul Sartre, rechazó el Premio de Literatura en 1964, y el ex primer ministro vietnamita Le Duc Tho, quien se negó a compartir el Premio de la Paz 1973 con el secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger. Adolf Hitler prohibió a tres galardonados alemanes, Richard Kuhn (Química 1938), Adolf Butenandt (Química 1939) y Gerhard Domagk (Medicina 1939) aceptar el premio, mientras que las autoridades soviéticas obligaron a Boris Pasternak a rechazar el Premio de Literatura 1958.
Resolví investigar el origen de estos premios, en especial el dedicado a la Paz. Adentrándome un poco en el génesis del asunto, quise leer acerca del ideólogo y fundador. El señor Alfred Nobel nació en Suecia en 1833, fue un químico, inventor de la dinamita, desarrolló varias investigaciones en el terreno de los explosivos. Sus inventos fueron utilizados en la minería, construcción, ingeniería pero sobre todo en la industria militar. Acrecentó su fortuna y su perturbación al mismo tiempo ya que se sentía culpable por el daño y la devastación que sus inventos le pudieron haber causado a la Humanidad. Debido a esto, en 1990 cedió su fortuna con el fin de crear la Fundación Nobel para conceder anualmente premios a las personas que se hayan destacado en implementar proyectos en beneficio a la Humanidad en los campos de la Química, Física, Medicina, Literatura y Paz. Inicialmente se otorgaron a partir del año 1901 y ya para el 1969 se acordó agregar un sexto premio en el área de la Economía.
Muchas personalidades importantes han sido agraciadas con este galardón, personas que han dejado un significativo legado a la Humanidad. Cabe destacar a la beata Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz 1979, de la cual escribí acerca de su labor en el post anterior. Otros casos a relucir son: - Rigoberta Menchú, guatemalteca, primera mujer indígena en recibir el Premio Nobel de la Paz (1992) por la lucha que realizó a favor de la justicia social y los derechos de los aborígenes y los niños. - Nelson Mandela, premio nobel de la paz 1993, primer presidente negro de Sudáfrica, figura representativa de la lucha contra la segregación racial. - La activista keniana Wangari Maathai, ganadora del Premio Nobel de la Paz 2004, quien fue elegida por su lucha por promocionar un programa de protección ambiental, además de crear el movimiento Cinturón Verde en 1977 y a través del mismo lograr sembrar más de 20 millones de árboles en Kenia, la mayoría plantados por mujeres.
Esto es por mencionar unos pocos, cuyo común denominador fue “la lucha”. Pelear por una causa que creyeron justa, necesaria para su comunidad y el mundo. Verdaderos ejemplos de superación e inspiración que también utilizaron armas, pero su contenido no eran explosivos, ni pólvora; estas armas no eran para destruir sino para construir con perseverancia, paciencia, entereza, dedicación, sacrificio y mucho esfuerzo sus sueños. Admiro el arrojo y la decisión de Alfred Nobel de legar casi toda su fortuna para hacer posible estos premios y con ello hacernos entender que existen personas con la capacidad de entregarse por entero a los demás a través de sus propósitos altruistas. No deseo rendirme ni dejar de luchar, no obstante, quiero que el contenido de mis armas sean diferentes, pacíficos y generosos. Que una vez alcance mis propósitos, estos sean de provecho para los demás.

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